La humedad de forma excesiva puede hacer que una vivienda o lugar de trabajo deje de ser confortable.

Para eliminar la humedad sobrante del ambiente, los deshumidificadores son uno de los mejores métodos que existen. Con estos dispositivos se puede regular la humedad para que no exceda de los valores entre el 40% y el 60% recomendados como saludables.

Según el funcionamiento existen dos tipos: los que trabajan con compresor y los que no necesitan de uno.

1. Deshumidificadores refrigerantes con compresor, en los cuales mediante un ventilador aspiran el aire hacia su interior, después lo filtran y lo llevan hasta un evaporador que se encuentra a muy baja temperatura gracias a un gas refrigerante. Al pasar por ese evaporador el agua que se encuentra en el aire, se condensa y se separa del mismo.
2. Deshumidificadores desecantes (gel de sílice), estos aparatos funcionan sin compresor ni refrigerante. El aire es aspirado y llevado hasta un condensador con un rotor impregnado con un material higroscópico llamado desecante o gel de sílice, que absorbe el agua. Por otro lado, existe un sistema que está indicado para eliminar la humedad de ambientes muy fríos, capaces de dejar la humedad por debajo del 35%.

Según el uso, distinguimos entre equipos industriales y equipos de uso doméstico.

1. En equipos industriales donde se requiere de una capacidad muy alta de extracción suelen ser equipos de grandes dimensiones con capacidades desde los 40 litros hasta más de 1000 litros extraídos por cada 24 horas.
2. Los equipos de uso doméstico donde la exigencia de deshumidificación no es tan grande. La capacidad extractora varía entre los 5 y los 35 litros de agua extraída por cada 24 horas de funcionamiento.

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